Muerte por fentanilo contaminado: apuntan a fallas o sabotaje en la cadena de distribución

Tras la muerte de al menos 34 personas por la administración de fentanilo contaminado, la Justicia y los organismos sanitarios federales profundizan la investigación para determinar dónde se produjo la alteración del medicamento. La mirada se centra en la trazabilidad del lote utilizado: desde su producción en laboratorios hasta su aplicación en clínicas privadas y hospitales.
Ricardo Barañano, presidente de la Cámara de Farmacias de San Luis, explicó que los laboratorios tienen la obligación legal de conservar muestras de cada lote fabricado. “Eso permite verificar si la contaminación se originó en la etapa de producción o si se dio en alguna instancia posterior de la cadena de distribución”, señaló.
Una cadena trazable pero vulnerable
El fentanilo es un potente analgésico opioide, de uso exclusivamente hospitalario, cuya distribución se realiza bajo estrictas normas de control. Cada movimiento, desde que sale del laboratorio hasta que llega a manos del profesional que lo aplica, queda registrado mediante códigos y protocolos de seguridad.
“En teoría, es una cadena segura. Pero estos casos demuestran que ningún sistema es infalible”, afirmó Barañano. En este contexto, uno de los puntos críticos que se investiga es si existió una manipulación intencional del producto.
“No se puede descartar un sabotaje. Por eso es clave la actuación de la Justicia y de las autoridades sanitarias para determinar responsabilidades”, advirtió el farmacéutico.
ANMAT ordenó el retiro inmediato del lote sospechoso
Tras confirmarse las primeras muertes, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) ordenó de forma urgente el retiro del lote presuntamente contaminado. Se solicitó a todas las instituciones médicas que verifiquen sus existencias y notifiquen si poseen ampollas de la partida en cuestión.
“La respuesta en otros casos fue muy rápida. Hace poco se detectó un lote defectuoso de otro fármaco y, en menos de 24 horas, ya se sabía qué cajas había que retirar”, explicó Barañano.
Mientras tanto, la causa sigue abierta y no se descartan nuevas medidas. El caso no solo expone una tragedia sanitaria, sino también las debilidades del sistema de control farmacéutico en un país donde los errores —o los delitos— en salud pública pueden tener consecuencias mortales.